¿Es la vida, nuestra vida, solo el periodo entre el comienzo y el final de la vida terrenal, entre el nacimiento y la muerte? ¿Es el alma solo un producto del cuerpo terrenal, que se deshace con este?
Muchos están convencidos de esto, otros por su parte tienen ideas más o menos claras de una existencia posterior del ser humano, o de una parte de él, de su alma.
La persona moderna e instruida del siglo XXI evita gustosa el tema de la muerte. Solo considera como real y existente aquello que puede captar directamente con sus cinco sentidos. Lo que concibe con su intelecto.
La muerte no es exterminio, sino transformación.
Todo es energía y nada de esta energía se puede perder.
El alma es una parte esencial del ser vivo que es el “ser humano” ¿Dónde estaba ella antes de que naciera el ser humano? ¿Qué sucede después con la “vida”, que sucede con el alma?
Nuestra alma está de camino desde hace mucho tiempo. Antaño fue un ser espiritual puro en el eterno SER, en el Reino de Dios. Hacia allí va de vuelta, de regreso al Padre eterno, en los reinos celestiales luminosos. Su peregrinaje conduce a través de los reinos de las almas, los ámbitos de purificación.